Por Dra. Silvana Diaz (ILEC - Tucumán)
La ESI (educación sexual integral) no es otra cosa que un DERECHO, que asegura que niños, niñas y adolescentes del país, reciban educación sexual en las escuelas de gestión pública y privadas. Por ser un derecho amparado por la ley, la sexualidad (entendida como una dimensión fundamental del ser humano) y la educación sexual pasan del ámbito privado a ser una obligación del estado nacional y provincial.
Por Dra. Silvana Diaz (ILEC - Tucumán)
La ESI (educación sexual integral) no es otra cosa que un DERECHO, que asegura que niños, niñas y adolescentes del país, reciban educación sexual en las escuelas de gestión pública y privadas. Por ser un derecho amparado por la ley, la sexualidad (entendida como una dimensión fundamental del ser humano) y la educación sexual pasan del ámbito privado a ser una obligación del estado nacional y provincial.
La ESI abarca contenidos transversales, que incluyen no solo saberes de las ciencias biológicas relacionados con el cuidado del cuerpo y la salud. Abarca aspectos de construcción de ciudadanía; lenguaje inclusivo no sexista que rechaza el binarismo de género; promoción y protección de los derechos de las mujeres contra toda forma de violencia; enseña sobre la diversidad entendida como una construcción socio cultural e histórica; reflexiona sobre las distintas formas de familias. Incluye aspectos psicológicos del ser humano, éticos y afectivos; pero con una mirada crítica sobre algunos preconceptos o tabúes. Respeta las distintas cosmovisiones a través del diálogo constructivo y racional. Promueve dentro de las aulas, junto con la comunidad educativa y las familias prácticas justas, equitativas e inclusivas.
Desde el aspecto legal, el programa tiene por finalidad cumplir con los derechos previstos en la Convención Universal sobre los Derechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Convención Americana sobre Derechos Humanos, Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, Convención sobre los Derechos del Niño, Ratificación de la Convención de los Derechos del Niño, Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños, y Adolescentes, Ley Nacional de SIDA, Ley Nacional Régimen de Inasistencias para Alumnas Embarazadas, Salud Sexual y Procreación Responsable, Matrimonio Igualitario, Ley de Identidad de Género, Ley Educar en Igualdad, entre otras.
Por lo amplio y extenso del programa, posiblemente surjan las dificultades de docentes de diferentes áreas en aplicarlo de manera articulada. Sin embargo datos aportados por las pruebas APRENDER 2017, el 70% de lxs adolescentes aceptan la enseñanza de la educación sexual en las escuelas. Otras encuestas revelan que el 90% de las familias acuerdan con el abordaje de la educación sexual integral, y el 85% cuando se trata de hijxs menores de 7 años. Esta información es tomada de una encuesta que abarcó un total de 25.400 hogares en todo el territorio. (La encuesta sobre condiciones de vida de niñez y adolescencia (ECOVNA) fue realizada por Unicef junto al Ministerio de Desarrollo Social, entre 2011 y 2012. La investigación fue elaborada sobre la base de una encuesta desarrollada por Unicef que se realizó ya en 100 países).
Solo una minoría no comparte con estas enseñanzas, movidos por creencias religiosas o convicciones difíciles de derribar cuando se trata de ampliar derechos. Para estas familias, las formas pedagógicas se adaptan a fin de que niños, niñas y adolescentes no queden fuera del programa. Si bien es cierto que la familia es el primer agente de aprendizaje, le corresponde al estado nacional y provincial establecer los lineamientos y el currículo de enseñanza.
Para comprender lo importante de la ESI en las escuelas y colegios del país, veamos estos datos:
1) El 14% de los nacimientos en el país son de mujeres menores de 19 años. Según datos de Amnistía Internacional en Argentina en el 2017 reveló que una nena de entre 10 y 14 años queda embarazada cada 3 horas. El mayor porcentaje se ve reflejado en provincias del norte del país donde no se aplica la ley por un fuerte rechazo de sectores conservadores. Que entre los múltiples factores de los embarazos no deseados de niñas y adolescentes encontramos que la falta de educación sexual es un factor determinante. Hay estudios que revelan que lxs adolescentes tienen sus primeras relaciónes sexuales entre los 14 y 15 años de edad. La ESI, junto con la ley de Educación Sexual y Procreación Responsable y otras leyes relacionadas, educa sobre el debido uso de los métodos anticonceptivos y el cuidado del cuerpo y la salud en general.
2) Los casos de violencia de género son alarmantes. Según datos aportados por diferentes observatorios de la mujer, entre los 15 y 17 años hay un alto índice de mujeres víctimas de violencia. Los casos de femicidios son aún peor: el Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación, detectó 139 femicidios en el período comprendido entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2018. El 18% de las víctimas eran menores de edad. De allí que la ESI pone un acento especial en la problemática de la violencia de género y trabaja con marcos normativos como la ley 26.485 y 27.234 a fin de erradicar patrones socioculturales de abuso de poder que generan tratos inequitativos entre géneros.
3) Las pruebas APRENDER 2017, informaron sobre los casos de bullyng y discriminación dentro de las escuelas. El 63% de los alumnos secundarios dijo haber presenciado escenas de discriminación personal, física, religiosa, sexual, étnica o familiar. La ESI es una buena herramienta pedagógica para favorecer las expresiones de emoción, sentimientos, diálogo e intereses de niñxs y adolescentes a fin de crear un ámbito de respeto por las diversidades e identidades que conviven en una escuela.
Por último, cuando en estos días se está debatiendo en el Congreso de la Nación introducir modificaciones a la ley de ESI, vemos con preocupación que la Iglesia Católica vuelve a tomar injerencia en asuntos del Estado, esta vez oponiéndose a la ampliación de los derechos de niñxs y adolescentes e imponiendo una visión de educación sexual alejada de todo rigor científico y laico. Cabe recordar que el ex Arzobispo de La Plata Héctor Aguer, atacó en reiteradas ocasiones la Ley de Educación Sexual Integral por considerar que tiende a “ideologizar niñxs y adolescentes” desviándolos de lo que debe ser “natural” y, por lo tanto, aceptado por la Iglesia Católica. En el caso de la provincia de Tucumán, (única provincia que no adhirió aún al programa en establecimientos educativos estatales y privados) la Junta Arquidiocesana de Educación Católica de la Provincia le hizo saber al gobernador su “preocupación por la aplicación de educación sexual desde jardín de infantes hasta la universidad, inspirada en la perspectiva de género”.
Desde el clericalismo nos dijeron que no querían que se aprobara el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo porque era la última ratio, que la mejor solución para evitar las muertes por abortos clandestinos era la educación sexual en las escuelas. Ahora, como en los años previos al debate parlamentario por el aborto legal en la Argentina, vuelven a la postura original. Se oponen, como lo habían hecho en 2017 (no en el siglo XIX o el siglo XII) a la educación sexual integral. Porque, en definitiva, se oponen al cambio cultural que ya acaeció.
Finalmente, recordar dos cosas a quienes han instalado la consigna “con mis hijos no te metas”. Primero: Solo se preocupan por sus hijos, y dejan fuera de la consigna a sus hijas. Segundo: El derecho que se pretende conculcar no está en cabeza de madres o padres, sino de las niñas; niños y adolescentes que son los titulares de los mismos.